El Bar Cinzano: El alma bohemia de Valparaíso
En el corazón de la Plaza Aníbal Pinto, donde las calles empedradas de Valparaíso susurran historias de marineros, poetas y noches interminables, se alza el Bar Cinzano, un ícono porteño que lleva más de un siglo siendo testigo de la vida de esta ciudad. Fundado en 1896 por el italiano Pipo Lima, este lugar comenzó como una humilde pulpería, un punto de encuentro para los trabajadores del puerto, los inmigrantes y los soñadores que llegaban a “La Perla del Pacífico”. Hoy, tras 129 años de altibajos, el Cinzano sigue siendo mucho más que un bar: es un museo vivo, un escenario de tango y cueca, y un refugio para quienes buscan el alma de Valparaíso.
Una historia tejida con resiliencia
El Cinzano no es solo un local; es un sobreviviente. Desde sus inicios como botillería y bar, pasó por manos de diversos propietarios, muchos de origen italiano, que le dieron su nombre y su carácter. Ha resistido terremotos, crisis económicas, el estallido social de 2019 y la pandemia que casi lo lleva al cierre definitivo en 2020. La noticia de su clausura, tras 124 años, fue un golpe al corazón de los porteños. Sin embargo, como Valparaíso misma, el Cinzano se levantó de las cenizas. En 2022, bajo la gestión de Patricio “Cone” González, reabrió sus puertas con una misión: mantener viva la bohemia y dar un espacio a generaciones que, como su madre de 80 años, buscaban un lugar para reunirse y celebrar la vida tras la pandemia.
El bar ha sido escenario de momentos históricos. En sus mesas de madera gastada se han sentado marineros, artistas y figuras como Carmen Corena, la icónica cantante de tango cuya partida en 2008 dejó un vacío en el local. Su escenario también fue testigo de los primeros acordes de Alan Reale, hoy guitarrista de Los Jaivas, quien tocó allí su primera guitarra eléctrica. Cada rincón del Cinzano cuenta una historia, desde las fotos en blanco y negro que adornan sus muros hasta las botellas polvorientas que evocan noches de antaño.
Gastronomía: El sabor de la tradición porteña
La gastronomía del Cinzano es un reflejo de la identidad de Valparaíso: sencilla, sabrosa y profundamente arraigada en la cultura popular. Aquí no encontrarás platos gourmet, sino comida que reconforta el alma. Entre sus ofertas destacan los mariscos frescos, como las machas a la parmesana y los ostiones al pil pil, que rinden homenaje al puerto y sus caletas. Platos como el chupe de locos o el pescado frito con papas son un guiño a las recetas que han alimentado a generaciones de porteños, preparadas con ingredientes que provienen de los valles y mercados cercanos.
El Cinzano también es conocido por su barra, donde el pisco chileno reina supremo. Cócteles como el pisco sour o el tradicional “piscola” son acompañantes perfectos para las noches de música en vivo. Este destilado, celebrado cada 15 de mayo en el Día Nacional del Pisco, conecta con la historia de los valles de Elqui y Limarí, donde las uvas Pedro Jiménez y Moscatel dan vida a un licor que es puro orgullo chileno.
La comida aquí no solo sacia el hambre, sino que cuenta la historia de un Valparaíso que, a principios del siglo XX, enfrentó la pobreza con ingenio. Platos simples, elaborados con lo que había disponible —papas, cebollas, pescados frescos—, son un testimonio del patrimonio gastronómico popular, que no nace de la alta cocina, sino de la creatividad de los barrios y los campos.
Un escenario para el alma
Lo que hace único al Cinzano es su ambiente. Las luces tenues, el crujir de las tablas del piso y el eco de un tango o una cueca brava crean una atmósfera que transporta a otra época. Los viernes y sábados, el local se llena de música en vivo, con artistas que interpretan desde boleros hasta valses porteños. Es común ver a los parroquianos, jóvenes y mayores, bailando entre las mesas o cantando al unísono, mientras el humo del tabaco y el aroma del vino tinto flotan en el aire.
El bar ha sido reconocido como “Memoria Viva” por la Municipalidad de Valparaíso, un homenaje a su papel como guardián de la bohemia porteña. Para los habitantes de la ciudad, el Cinzano es un lugar donde las penas se ahogan y las amistades se forjan. Como dice Patricio González, el actual dueño, el Cinzano es un espacio para todos: desde los ancianos que buscan un refugio hasta los jóvenes que descubren la magia de la noche porteña.
El Cinzano hoy: Un faro en la tormenta
En 2025, el Bar Cinzano sigue siendo un faro en medio de las tormentas que ha enfrentado Valparaíso. La crisis postpandemia y los desafíos económicos no han apagado su espíritu. Con sus dos pisos remodelados y un aforo que busca recuperar su antiguo esplendor, el local continúa siendo un punto de encuentro para locales y turistas que buscan la esencia de la ciudad.
Visitar el Cinzano es como abrir un libro de historias. Cada mesa, cada canción, cada plato servido es un capítulo de Valparaíso. Es un lugar donde el tiempo parece detenerse, donde el pasado y el presente se abrazan en un tango melancólico. Para los porteños, el Cinzano no es solo un bar; es un hogar, un refugio, un pedazo de su identidad que se niega a desaparecer.
Si pasas por la Plaza Aníbal Pinto, no dejes de entrar. Pide un pisco sour, prueba un plato de mariscos y déjate llevar por la música. Aquí, en el Bar Cinzano, Valparaíso te cuenta su historia, una copa a la vez.